
Acera y alumbrado. La calle de Vicente Aleixandre, en Madrid, está estos días en obras. Se diría que la memoria del poeta que le da nombre, también. En el número tres vivió el Nobel de la generación del 27, que se instaló allí precisamente en ese año mágico. Pero a lo que el callejero madrileño llama Aleixandre, la historia de la literatura lo llama Velintonia. Al escritor sevillano no le hizo gracia el cambio pero, educado, se resignó a él. Hoy el chalet es una metáfora de las turbulencias que ha vivido la figura de su dueño desde que murió el 13 de diciembre de 1984, hace 25 años: el número arrancado, la puerta cerrada con una cadena que contagia su herrumbre al buzón de correos...
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Un juzgado fallaba a favor de Carlos y Ruth Bousoño por el archivo del autor
La casa del escritor en la calle que lleva su nombre sigue en venta
El poeta ha dejado de ser noticia por sus ediciones y ha pasado a serlo por las disputas en torno a su legado. La semana pasada se conoció la sentencia por la que un juzgado de Majadahonda fallaba a favor de Carlos y Ruth Bousoño en la demanda que mantiene con ellos Amaya Aleixandre por el archivo del autor de Espadas como labios. El plazo para anunciar un recurso a la sentencia se cerró el viernes pasado. Un día antes, la sobrina del escritor confirmó a este diario que había puesto en marcha dicho recurso. "La sentencia conlleva un error: los herederos no reivindicamos la totalidad del archivo. La biblioteca, por ejemplo, no. Sabemos que mi tío quería que fuera para Bousoño", afirma.
Uno de los detonantes del litigio fue el anuncio de la venta a la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía de los papeles y libros de Aleixandre por parte de Carlos Bousoño, académico e íntimo amigo del poeta. Su destino era el Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga. Por cinco millones de euros quedarían depositados allí manuscritos, borradores, cartas y los 3.000 volúmenes de una biblioteca que contiene las primeras ediciones de los libros de Aleixandre y numerosos títulos dedicados a él por sus autores. El juicio detuvo la operación y desde el 31 de diciembre de 2007 todo volvió a la casilla cero. Ambas partes quedaron liberadas de sus compromisos contractuales. "No vamos a llamar a nadie", declaró a este periódico Ruth de Bousoño en relación a las instituciones andaluzas. El juez de Majadahonda estableció que ella y su esposo poseen el archivo de Aleixandre "de buena fe" y que dicha posesión está acreditada "al menos" desde 1984. Según ellos, fue una donación en vida. Según Amaya Aleixandre, no. Hasta ahora la justicia ha dado la razón a los primeros.
El matrimonio Bousoño conserva el archivo de Aleixandre, pero todos los derechos de autor que pueda generar la publicación de su contenido, gestionados por la agencia literaria de Carmen Balcells, pertenecen a los familiares del poeta. Para Ruth Bousoño esa bicefalia no ha sido obstáculo para la difusión de los materiales: "En 25 años se han publicado 80 inéditos, incluido un libro entero, En gran noche". Todas esas publicaciones fueron "obviamente" autorizada por los herederos, pero Amaya Aleixandre advierte que sin su autorización no se podrían ni exponer ni divulgar los materiales del archivo: "Sin contar con nosotros, su destino sería un cajón".
Entretanto, la casa del poeta en la calle que ahora lleva su nombre sigue en venta. Son 750 metros cuadrados más 500 de jardín. Hace dos años se suspendieron las negociaciones entre la familia del escritor y la Administración. Los primeros pedían 5,6 millones de euros, una cifra "desorbitada" para el Ministerio de Cultura, que ofrecía 1,9, una cifra "ridícula" para los herederos. La oferta subió hasta 2,9 millones y todo quedó ahí. "No querían comprar, querían cumplir", dice Amaya Aleixandre, que no oculta que quieren vender a precio de mercado. "Teniendo en cuenta el barrio y la edificabilidad no es algo abusivo. ¿Por qué nos va a penalizar tener un Nobel en la familia?". Eso sí, dice, "no estamos favoreciendo la venta a particulares, por la crisis".
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La casa del escritor en la calle que lleva su nombre sigue en venta
El poeta ha dejado de ser noticia por sus ediciones y ha pasado a serlo por las disputas en torno a su legado. La semana pasada se conoció la sentencia por la que un juzgado de Majadahonda fallaba a favor de Carlos y Ruth Bousoño en la demanda que mantiene con ellos Amaya Aleixandre por el archivo del autor de Espadas como labios. El plazo para anunciar un recurso a la sentencia se cerró el viernes pasado. Un día antes, la sobrina del escritor confirmó a este diario que había puesto en marcha dicho recurso. "La sentencia conlleva un error: los herederos no reivindicamos la totalidad del archivo. La biblioteca, por ejemplo, no. Sabemos que mi tío quería que fuera para Bousoño", afirma.
Uno de los detonantes del litigio fue el anuncio de la venta a la Diputación de Málaga y la Junta de Andalucía de los papeles y libros de Aleixandre por parte de Carlos Bousoño, académico e íntimo amigo del poeta. Su destino era el Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga. Por cinco millones de euros quedarían depositados allí manuscritos, borradores, cartas y los 3.000 volúmenes de una biblioteca que contiene las primeras ediciones de los libros de Aleixandre y numerosos títulos dedicados a él por sus autores. El juicio detuvo la operación y desde el 31 de diciembre de 2007 todo volvió a la casilla cero. Ambas partes quedaron liberadas de sus compromisos contractuales. "No vamos a llamar a nadie", declaró a este periódico Ruth de Bousoño en relación a las instituciones andaluzas. El juez de Majadahonda estableció que ella y su esposo poseen el archivo de Aleixandre "de buena fe" y que dicha posesión está acreditada "al menos" desde 1984. Según ellos, fue una donación en vida. Según Amaya Aleixandre, no. Hasta ahora la justicia ha dado la razón a los primeros.
El matrimonio Bousoño conserva el archivo de Aleixandre, pero todos los derechos de autor que pueda generar la publicación de su contenido, gestionados por la agencia literaria de Carmen Balcells, pertenecen a los familiares del poeta. Para Ruth Bousoño esa bicefalia no ha sido obstáculo para la difusión de los materiales: "En 25 años se han publicado 80 inéditos, incluido un libro entero, En gran noche". Todas esas publicaciones fueron "obviamente" autorizada por los herederos, pero Amaya Aleixandre advierte que sin su autorización no se podrían ni exponer ni divulgar los materiales del archivo: "Sin contar con nosotros, su destino sería un cajón".
Entretanto, la casa del poeta en la calle que ahora lleva su nombre sigue en venta. Son 750 metros cuadrados más 500 de jardín. Hace dos años se suspendieron las negociaciones entre la familia del escritor y la Administración. Los primeros pedían 5,6 millones de euros, una cifra "desorbitada" para el Ministerio de Cultura, que ofrecía 1,9, una cifra "ridícula" para los herederos. La oferta subió hasta 2,9 millones y todo quedó ahí. "No querían comprar, querían cumplir", dice Amaya Aleixandre, que no oculta que quieren vender a precio de mercado. "Teniendo en cuenta el barrio y la edificabilidad no es algo abusivo. ¿Por qué nos va a penalizar tener un Nobel en la familia?". Eso sí, dice, "no estamos favoreciendo la venta a particulares, por la crisis".
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