sábado, 26 de octubre de 2013

La brecha por la memoria histórica revive en un documental

La Seminci estrena una polémica película sobre las colonias franquistas

Llanos del Caudillo es la aldea que centra la investigación del filme

Serigrafía de Daniel Ritcher para 'Los colonos del Caudillo'.
¿Por qué en Alemania, Italia o Portugal se borraron por respeto las huellas públicas del fascismo y en España no? ¿Por qué en España, a diferencia de Argentina o Chile, los crímenes de la dictadura siguen impunes? ¿Por qué la memoria histórica de España sigue lastrada por la propaganda de los vencedores? ¿Y por qué, en un lugar de La Mancha, hay un pueblo que se llama Llanos del Caudillo? ¿Es que a nadie le escandaliza? Estas son solo algunas las preguntas que plantea el documental Los colonos del caudillo,que ayer se presentó en la Seminci de Valladolid rodeado de cierta polémica ya que sus directores, el alemán Dietmar Post y la española Lucía Palacios, han denunciado el intento de censura previa por parte de uno de los protagonistas del filme, cuyo nombre prefieren no revelar.
Uno de los protagonistas ha amenazado con censurar la película
En ese lugar de La Mancha, concretamente en ese paisaje llano que conduce a Ciudad Real, comienza el relato visual de una investigación que bucea en el nacimiento y destino de una de las 300 colonias que se construyeron al albor del franquismo. Un microcosmos elegido por la pareja de cineastas para contar una historia que va de 1955 a nuestros días. La película, cuya financiación se completó gracias a una red de micromecenazgo que contó con la colaboración del artista alemán Daniel Ritcher (quien donó una serie de cuatro serigrafías inspiradas en el rostro de Franco para financiar la posproducción), busca las raíces de aquel brote verde fascista que ha sobrevivido al paso del tiempo y que es desconocido para una gran mayoría. Lugares utópicos creados por el franquismo a la sombra del sistema de la Città nuove, de Mussolini. En ellos, según reza una cita de entonces, nacería “el nuevo hombre fascista: el hombre antiurbano y antiobrero, apegado a la tierra, temeroso de Dios y devoto al régimen, del cual es deudor de todo, casa, tierra y trabajo, bajo el control del partido”.

Serigrafía de Daniel Ritcher para 'Los colonos del Caudillo'.
La película discurre alrededor de los testimonios de vecinos del pueblo, hijos y nietos de colonos; el primer alcalde falangista y el primer maestro; los historiadores Isidro Sánchez y Esther Almarcha; el ingeniero del Instituto Nacional de Colonización Carlos Delgado o el experto en las colonias Cristóbal Gómez. Pero los dos protagonistas de mayor peso histórico son el expresidente del Gobierno socialista Felipe González y el exministro franquista José Utrera Molina, suegro del actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y gobernador civil de las provincias de Ciudad Real entre 1956 y 1962. Tanto González como Utrera Molina hablan sobre su papel e interpretación de aquel pasado y sobre la (hoy sepultada) Ley de la Memoria Histórica.
Una memoria más en carne viva que nunca. Según los cineastas, una carta remitida desde el bufete de abogados de un hijo de un “importante” personaje del filme les amenaza con un secuestro por vía judicial de la obra al no poder controlar la imagen que vierte de él. La carta amenaza con prohibir la exhibición del filme por daños y perjuicios a su imagen pública.
Felipe González y José Utrera Molina interpretan su visión del pasado
Los colonos del caudillo se proyectó anoche en la sección de la Seminci Tiempos de historia. “Nosotros vimos la película y nos gustó, por la factura, la temática y su interés general”, apunta Denis O’Keeffe, programadora del festival. “Es una película valiente, pero no hay polémica”, añade Javier Angulo, director del certamen. “Nosotros no hemos recibido ninguna comunicación. Así que nuestra postura es de absoluta prudencia”.
“Para nosotros", declara dice el cineasta Dietmar Post, "es más que una amenaza, es un ataque a la libertad de expresión y por eso hemos respondido con contundencia a través de nuestro abogado. Bajo ninguna circunstancia retiraríamos la película del festival, sería ir en contra de lo que significa un Estado de derecho y una democracia. Significaría una censura previa y películas como la nuestra, que se basan en la libre expresión y la pluralidad de ideas, así no se podrían hacer”. “Cualquiera que vea la película, y la familia de este señor está invitada, verá que hay respeto hacia nuestros protagonistas, también hacia los que se declaran abiertamente franquistas. Somos documentalistas, no hemos manipulado ningún testimonio. Lo entrevistamos en 2008 durante tres horas, pero el resto del material, que quizá es lo que ahora tanto les asusta, no vamos a utilizarlo en su contra”.
El filme, que se cierra con una espeluznante concentración falangista en la plaza de París de Madrid, es un intento de poner luz sobre el agujero negro de la memoria histórica. Pozo en el que indaga un filme que se topa de bruces con una realidad a la que intenta dar respuesta: en una votación entre los niños de la escuela de Llanos del Caudillo, hoy un pueblo socialista, la mayoría de los pequeños vota a favor de mantener el homenaje al caudillo. “Él es, por así decirlo, el que nos ha dado vida”, dice una niña.

lunes, 23 de enero de 2012

Brindisi - UNA MOSTRA ICONOGRAFICA SULLA STORIA DEL TEATRO A BRINDISI

21/01/12

La Fondazione Nuovo Teatro Verdi cerca immagini inedite e sconosciute

La Fondazione Nuovo Teatro Verdi di Brindisi lancia un appello a tutti coloro i quali sono in possesso di immagini del vecchio e del nuovo Teatro Verdi, ma anche di altri contenitori di spettacolo che in passato sono stati attivi nel capoluogo. Il materiale iconografico, che verrà riprodotto per essere immediatamente restituito ai proprietari, diventerà parte di una mostra permanente sulla storia del teatro brindisino all’interno del foyer e di altri spazi del Nuovo Teatro Verdi. Per consentire l’allestimento della mostra gli interessati sono pregati di contattare gli uffici della Fondazione entro il 29 febbraio (tel. 0831.22.92.30).

L’esposizione, promossa in collaborazione con l’Archivio di Stato e la Biblioteca Arcivescovile «De Leo» e con il patrocinio dell’Amministrazione comunale, si propone di attraversare cronologicamente le vicende che hanno accompagnato le istituzioni teatrali della città con l’obiettivo di mettere in luce le attività, i personaggi, le esperienze, le gestioni e i consumi culturali dell’epoca.
Tenuto a battesimo il 17 ottobre del 1903, dunque pochi mesi dopo l’apertura del Petruzzelli di Bari, il Teatro Verdi sorgeva su una superficie di 1.300 metri quadrati nel cuore del borgo di Brindisi, su corso Umberto, all’angolo con piazza Cairoli e al confine con via Mazzini e via Masaniello.

La documentazione archivistica rivela che l’interno del teatro, costituito da una platea e da tre ordini di gallerie, era ricco di fregi, dipinti e stucchi dorati che facevano da cornice a grandi spettacoli di musica lirica e di prosa. Ma nel corso della sua attività il Verdi ospitò anche l’operetta, il varietà e il cinematografo, oltre a conferenze, comizi, fiere, veglioni, feste, spettacoli di beneficenza, manifestazioni sportive e molte altre iniziative ancora.

Memorabile rimane la serata del 13 giugno 1926, durante la quale cantò il famoso tenore leccese Tito Schipa, chiamato a esibirsi in occasione del concerto per la raccolta fondi da destinare alla costruzione del Monumento al Marinaio d’Italia.

Nel secondo dopoguerra divennero urgenti degli interventi di ammodernamento della struttura che, tra l’altro, già da tempo si era dimostrata poco capiente. Finché nel 1960, per salvaguardare l’incolumità pubblica, la città, con una sconsiderata demolizione, decise di fare a meno del suo punto di riferimento culturale più importante. Mentre c’era già chi proponeva di erigere un nuovo e più comodo teatro in un altro luogo della città. Senza immaginare, però, che ci sarebbe voluto quasi mezzo secolo.
http://puglialive.net/home/news_det.php?nid=51469

domingo, 26 de junio de 2011

Finca Vigía, la casa de Hemingway en la Habana, se convierte en centro de peregrinación y archivo

MAURICIO VICENT - La Habana - 26/06/2011
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Un murciélago conservado en formol -"el murciélago embotellado", le llamaba Hemingway- es lo primero que salta a la vista en el cuarto de baño que utilizaba el escritor en Finca Vigía, la quinta campestre que fue su refugio cubano en los años cuarenta y cincuenta y donde escribió El viejo y el mar. Pegado al inodoro, en un pequeño librero se puede encontrar todo tipo de literatura -incluida una biografía del ilusionista Houdini- y también queda una vieja pesa. A su lado, escritas a lápiz en la pared, hay unas marcas difíciles de descifrar desde el lugar establecido para los visitantes. "Son anotaciones de su peso, lo controlaba a diario", explica una de las celadoras. Las marcas de 1955 nos muestran al Hemingway más conocido, modelo oso: "14 de abril. 240? libras". En 1959 había bajado de peso: "18 de marzo. 204 libras"; "29 de marzo, 203? libras". La última anotación es de un día antes de partir de Cuba para no regresar más: "24 de julio de 1960. 190? libras".

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En octubre se publicará el primer volumen de cartas de juventud
"Por aquel entonces ya comenzaba a manifestar los primeros síntomas de su enfermedad. Estaba tocado", dice Ada Rosa Alfonso, la directora del Museo Hemingway, que radica en Finca Vigía desde que la última esposa del premio Nobel, Mary Welsh, donó la casa al Gobierno cubano. Ahora se cumplen 50 años.
Meses después de salir de La Habana, Ernest Hemingway interrumpió un viaje por España y regresó a Estados Unidos. Se sentía mal y estaba muy deprimido. El 2 de julio de 1961, tras dos ingresos en la Clínica Mayo y 13 tratamientos de electrochoque, se voló la tapa de los sesos con una escopeta de caza en su residencia de Ketchum (Idaho). Tenía 61 años.
Medio siglo después, La Habana sigue siendo un santuario para los seguidores del escritor. Un buen puñado de ellos se reunió la semana pasada en el hotel Ambos Mundos, el mismo que Hemingway convirtió en su primera residencia estable en la isla hasta que, en abril de 1939, Martha Gelhorn encontró Finca Vigía. Entre los asistentes al XIII Coloquio Internacional Ernest Hemingway, recién concluido, estuvo la profesora de la Universidad de Pensilvania Sandra Spanier, que anunció la aparición en octubre de un primer volumen de cartas de juventud escritas por el novelista.
Se trata de un esfuerzo editorial de envergadura. Al frente de un equipo de especialistas, Spanier se dio a la tarea de recopilar durante nueve años unas 6.000 cartas de Hemingway dispersas por todo el mundo; en total, 18 tomos que irán publicándose poco a poco. "Encontrarlas fue un proceso complejo, hubo que precisar detalles y ubicarlas una por una. Cada día fue una aventura", explicó en La Habana.
El primer volumen de esta correspondencia inédita agrupa las misivas escritas por Hemingway entre 1907 y 1922. En ellas, por ejemplo, relata sus experiencias durante la I Guerra Mundial (1914-1918), cuando fue herido y hospitalizado en Milán, y también anécdotas de su viaje a Francia, donde conocería a los grandes artistas e intelectuales del siglo XX. Habla, además, de su matrimonio con su primera esposa, Elizabeth Hadley, y "describe las vivencias de su juventud en Oak Park (Illinois), su tierra natal, y la relación con sus padres, hermanos, abuelos y compañeros de aula".
Algunas de las cartas que se publicarán estaban en Finca Vigía y han sido facilitadas a la Universidad de Pensilvania por el Museo Hemingway, donde se guardan miles de documentos. Además de su correspondencia, hay manuscritos de algunas de sus obras -como el epílogo de Por quién doblan las campanas- y unas 3.000 fotografías y 9.000 libros, revistas y folletos, buena parte de ellos subrayados o con notas al margen. Está, por ejemplo, un guion de la película El viejo y el mar, sobre el que Hemingway hizo sus críticas a algunas secuencias y corrigió o amplió diálogos, y los códigos para descifrar los mensajes en clave que enviaba desde el yate Pilar durante la rocambolesca operación de persecución de submarinos nazis que protagonizó en los cayos de la isla durante la II Guerra Mundial.
Un verdadero tesoro que, gracias a la colaboración con varias instituciones estadounidenses, comenzó a digitalizarse hace dos años. Los primeros 3.000 documentos ya fueron puestos a disposición de los investigadores norteamericanos por el Museo Hemingway, y ahora es la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy la que ha anunciado su disposición de entregar copias digitales de sus fondos a Cuba. Según dijo en La Habana Susan Wrynn, responsable de la colección, el 90% de los materiales son manuscritos y cartas -incluidas 2.500 que escribió Hemingway y 7.500 que recibió-, más de 10.000 fotografías, además de cuadros coleccionados por el escritor, así como pruebas de ediciones de sus novelas.
A pesar de la política de embargo -una decena de investigadores estadounidenses no pudo asistir al seminario por no llegarles a tiempo el permiso del Departamento de Estado-, la figura de Hemingway y su santuario de Finca Vigía sigue uniendo las voluntades de expertos y académicos de ambos países. Estos días, muchos de ellos recordaron in situ su descripción de los efectos de los legendarios daiquiris de Floridita sobre Thomas Hudson, en Islas en el Golfo. "Había bebido dobles daiquiris helados, de los grandiosos daiquiris que preparaba Constante, que no sabían a alcohol y que al beberlos daban una suave y fresca sensación. Como el esquiador que se desliza desde la cima helada de una montaña, en medio del polvo de la nieve. Y luego, después de un sexto u octavo, la sensación de la loca carrera de un alpinista que se ha soltado de la cuerda". De eso sabía bastante.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/cubano/llamado/Hemingway/elpepicul/20110626elpepicul_2/Tes