lunes, 11 de mayo de 2009

EL REINA SOFIA REESCRIBE SU COLECCION



NATIVIDAD PULIDO MADRID
Lunes, 11-05-09
«Si otros museos han escrito «Guerra y Paz» (un capítulo tras otro); nosotros, «Las mil y una noches» (una historia del arte salpicada de micronarraciones)». De esta forma tan visual explica Manuel Borja-Villel la vuelta que le ha dado al Reina Sofía, como si fuera un calcetín, tal como prometió nada más llegar hace apenas año y medio. «No podemos ni queremos repetir lo que ya han hecho otros museos», dice el director del CARS. No podemos, porque hay grandes lagunas, como el pop y el expresionismo abstracto norteamericano, imposibles ya de suplir. No queremos, ni falta que hace. «Con lo que puede costar un gran pollock, puedes hacer una planta entera. Y no aportaría nada». No cree Borja-Villel que sea una debilidad: «La historia que contamos es local, pero no localista, no nacionalista española: la pueden entender los de fuera. Obviamente, este museo no está al nivel del MoMA o el Pompidou. Ellos son el canon. Pero el Reina Sofía es un muy buen museo realmente, no peor que el Stedelijk o el Ludwig. Estamos contando la historia del siglo XX desde otro punto de vista y ahí tenemos una posición de ventaja. Es el gran descubrimiento de la colección del Reina».
De la mano de este narrador de excepción (Sherezade reencarnada en director de museo con bigote), ABC recorre estas «Mil y una noches», en las que, dice, hay momentos muy dulces. El primer gran cambio es que el recorrido por la colección permanente se plantea no de forma lineal ni estrictamente cronológica (hay saltos, artistas que aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer), tampoco por escuelas, ni por disciplinas (se mezclan constantemente pintura, escultura, fotografía, cine, documentos...), ni por artistas (desaparecen casi todas las salas monográficas, salvo excepciones que veremos más adelante). La visita arranca en la planta 2 de Sabatini, continúa en la 4 (la 3 y parte de la 4 se destinan a exposiciones temporales), y de ahí se pasa a las plantas 1 y 0 de Nouvel, respectivamente, hasta ahora dedicadas a muestras temporales. Otra novedad es que muestras temporales y colección permanente no estarán ya tan separadas: «Es una división artificial, todo es conocimiento», apunta el director del CARS.
El «Guernica» no se moverá en el futuro, como se había previsto, «porque los muros de la sala lo impiden»
Finalmente, la polémica por la entrada de Goya en el museo se ha diluido. Una veintena de grabados de los «Caprichos», los «Desastres» y la «Tauromaquia» -préstamos del Prado en depósito, que irán rotando-, colgarán en una sala dedicada al realismo del fin de siglo (junto a obras de López Mezquita, Casas, Stieglitz, Alfonso o un filme de los Lumi_re). Una pequeña sala contigua estará dedicada al esperpento, primera de las múltiples micronarraciones que nos esperan. Ahí están Solana, «Luces de Bohemia», de Valle-Inclán; las «Greguerías», de Gómez de la Serna... Todo ello sirve de introducción al simbolismo, con el que arranca propiamente la colección. Obras históricas de Romero de Torres, Anglada Camarasa, Bonnard o Picasso («Mujer en azul»), contextualizadas con documentos, dos esculturas de Medardo Rosso... A ambos lados, las dos Españas: la blanca (el Noucentisme, el Mediterráneo, la Arcadia, con nombres como Torres García, Sunyer, Julio González...) y la negra (Solana, Zuloaga, Regoyos, Ortiz Echagüe y, posiblemente, un grabado de Goya).
Una visita abierta
La visita es abierta, siempre te ofrece opciones. Así, explica Borja-Villel, desde el simbolismo uno podrá ir hacia el objeto (el cubismo, Juan Gris, las primeras vanguardias, el realismo mágico) o hacia el lenguaje (Picabia, los campos magnéticos de Miró, la Generación del 27, el surrealismo de Dalí...) Por esta segunda planta de Sabatini van desfilando las vanguardias históricas hasta el final de los años 30. Delaunay y Braque se miden con sendas películas de los Lumi_re (la danza y el juego); Picasso, con el arte primitivo (unas figuras cedidas por el Museo Etnográfico) y Buster Keaton; hay una sala para disfrutar del exquisito y poético Miró de los campos magnéticos... La próxima semana se empezará a montar la sala del «Guernica»: junto a él, las Hurdes, Julio González, David Smith, Calder, Capa... Finalmente, el gran icono del siglo XX no se moverá en el futuro, como preveía Borja-Villel; los muros lo impiden. La fotografía se cuela con fuerza en el primer surrealismo (Kertesz, Dora Maar, Brassaï). Otra micronarración nos contará la historia a tres bandas entre Buñuel, Dalí y Lorca: los Putrefactos, el teatro popular, «El perro andaluz»...
La planta cuarta de Sabatini ha sufrido un cambio radical: los techos, las ventanas, la iluminación... Son los años 40 y 50. Una película de Alain Resnais, varios No-Do, «Bienvenido Mr. Marshall», de Berlanga, y «La ventana indiscreta», de Hitchcock, reciben al visitante, que de nuevo puede escoger. Por un lado, Europa: Bacon, Dubuffet, el primer Tàpies... Por otro, Estados Unidos: Motherwell, Rothko, David Smith, Sam Francis... Hay gratas sorpresas en el recorrido. Como una estupenda sala de neorrealismo español (Català-Roca, Miserats, Colom...), salas monográficas dedicadas a Fontana, Oteiza (6 esculturas y un vídeo) y Val del Omar (con un tríptico sobre España)... Borja-Villel ha «contextualizado sin aspavientos» en esta planta el realismo de esos años (Antonio López, Carmen Laffón, Gerardo Vielba) en una pequeña sala presidida por la escultura «Hombre y mujer», del de Tomelloso. Destaca, muy especialmente, un emocionante espacio que confronta al último Picasso (el pintor y la modelo) con el último Miró (el grado cero de la pintura). Con ellos se acaba la noción romántica del artista.
Nouvel: el arte más nuevo
El recorrido nos lleva a la planta 1 de Nouvel, que acoge desde los años 60 hasta la Transición. El arte se ha tornado performativo, teatral; domina lo objetual. Es un mundo completamente distinto y requiere un cambio radical en el montaje. La figura deja de ser Picasso y pasa a serlo Duchamp. Hay piezas estupendas de Broodthaers, Fahlström y Hains; el «pop» español de Arroyo, Equipo Crónica y Gordillo; Barnett Newman, Donald Judd, Dan Flavin, Carl André, Mario Merz, Matta-Clark. Meireles, Lygia Clark... La performance toma fuerza con Fluxus, Zush, Robert Morris... Finalmente, Nouvel 0 estará destinada al arte desde la Transición hasta la actualidad. Es la parte de la colección que rotará más a menudo: colgarán obras de Mapplethorpe, Thomas Schütte, Cristina Iglesias... La artista más joven será, de momento, Rosa Barba.

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